Mi nombre es Álvaro, tengo 22 años y nací como cualquier niño, actuando de manera natural, sin miedos ni mentiras, creyendo que todo es posible. Sin embargo, a medida que crecí, la educación que recibí me enseñó a seguir órdenes, descuidarme y perder la fe. Obligado por mi madre, completé el bachillerato, pero en el proceso, sentí que perdía a mi niño interior. 

 

 

La dirección que la escuela y mis influencias me marcaban no me hacía feliz; me sentía perdido y sin deseos de continuar estudiando una carrera universitaria. Fue entonces cuando abandoné mis estudios y comencé a perseguir el dinero, sumergiéndome en vicios que destruían mi vida.

Trabajé como camarero, pero la sensación de vacío y falta de propósito me llevó a escapar cada fin de semana en fiestas, alcohol, marihuana y apuestas deportivas. Aunque tuve una buena racha en las apuestas, eventualmente lo perdí todo.

 

 

Mi vida tomó un giro cuando conocí a Raúl Castañeda, CEO de Preico Jurídicos y Tuenvidia. Él despertó una chispa en mí y me introdujo en el mundo del emprendimiento. Gracias a mi determinación, fui seleccionado para distribuir su línea de colchones de lujo "Preicanos" y postular a la creación de mi propia empresa con su dinero. Durante ese período, mi vida parecía cobrar sentido y dirección. Gané conciencia y abandoné hábitos perjudiciales como las fiestas, el alcohol, el tabaco y la marihuana, enfocándome en mi propósito empresarial.

 

 

Sin embargo, enfrenté desafíos financieros, incluyendo una deuda inesperada de 600€ debido a un error en una cuota trimestral de autónomos, lo que resultó en el embargo de mi cuenta bancaria. Además, noté discrepancias en la estrategia de marketing de lujo para los colchones y me di cuenta de que aún estaba persiguiendo el dinero sin un propósito claro.

 

En medio de estas dificultades, mi padre enfermó y nuestra perrita Luna también, teniéndola que sacrificar. Mi relación de pareja se vio afectada por malentendidos y desconfianza infundada. La presión acumulada me llevó a tocar fondo y considerar quitarme la vida tras una recaída en el alcohol.

 

 

Pero fui fuerte. Decidí pagar la deuda y dejar el proyecto en el que había invertido tanto esfuerzo teniéndolo ganado para perseguir un propósito mayor que mi corazón y conciencia me dictaban. Me enfoqué en ayudar a mi padre a dejar de fumar y a mi madre a bajar de peso, logros que hoy puedo decir con orgullo que he alcanzado. He protegido a mi familia de los desafíos del sistema y de problemas familiares. Además, abrí un servicio de coaching en las redes sociales, a través del cual he ayudado a muchas personas. Me especialicé en marketing de lujo y ahora, después de haber dedicado mi vida a ayudar a otros a enfrentar la vida con propósito, proveer a sus familias y recuperar su felicidad, ofrezco productos innovadores que mejoran la vida en el ámbito familiar.